*Jueves 21 de noviembre de 2024 / 8 de noviembre de 2024*
*22ª Semana después de Pentecostés.*
*Hebreos 2:2-10*
2 Porque si la palabra dicha por medio de los ángeles fue firme, y toda transgresión y desobediencia recibió justa retribución,
3 ¿cómo escaparemos nosotros si descuidamos una salvación tan grande? Esta salvación, que fue anunciada primeramente por el Señor, nos fue confirmada por los que oyeron,
4 testificando Dios juntamente con ellos, con señales, prodigios, diversos milagros y dones del Espíritu Santo según su voluntad.
5 Porque no sujetó a los ángeles el mundo venidero, del cual hablamos;
6 pero alguien testificó en cierto lugar, diciendo: "¿Qué es el hombre, para que de él te acuerdes, o el hijo del hombre, para que lo visites?
7 Le hiciste un poco menor que los ángeles, le coronaste de gloria y honra, y le pusiste sobre las obras de tus manos.
8 Todo lo sujetaste bajo sus pies". Porque al sujetarlo todo a él, no dejó nada que no sea sujeto a él; pero todavía no vemos que todas las cosas le sean sujetas.
9 Pero vemos a Jesús, coronado de gloria y honra por el padecimiento de la muerte, hecho un poco menor que los ángeles, para que, por la gracia de Dios, gustara la muerte por todos.
10 Porque convenía que aquel por quien son todas las cosas y por quien existen todas las cosas, llevando muchos hijos a la gloria, perfeccionara por aflicciones al autor de su salvación.
*Lucas 10:16-21*
16 El que os escucha a vosotros, me escucha a mí; y el que os rechaza a vosotros, me rechaza a mí; y el que me rechaza a mí, rechaza al que me envió.
17 Y volvieron los setenta con gozo, diciendo: "Señor, hasta los demonios se nos sujetan en tu nombre".
18 Y les dijo: "Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo.
19 He aquí, os doy potestad de hollar serpientes y escorpiones, y sobre todo poder del enemigo; y nada os dañará.
20 Pero no os regocijéis de que los espíritus se os sujetan; regocijaos más bien de que vuestros nombres están escritos en los cielos".
21 En aquella hora, Jesús se regocijó en el Espíritu y dijo: "Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y entendidos, y las revelaste a los niños. Sí, Padre, porque así te agradó".
*Comentario*
En el descenso de Cristo, en Su aceptación del sufrimiento y la muerte, el hombre halla el camino hacia la gloria. Dios irrumpe en lo finito y frágil para que, en la aflicción, seamos transformados. No es superación personal, sino un llamado a abandonar certezas y hallar nuestra esencia en el dolor compartido y la comunión con el Logos.
Cristo advierte que el verdadero gozo no está en el poder sobre el mal, sino en la pertenencia al Reino. En nuestra obsesión por controlar y poseer, olvidamos que lo revolucionario no es lo que hacemos, sino lo que somos. Este Reino no pertenece a los "sabios y entendidos", sino a los que como niños, se abren al misterio y aceptan que la verdad no se posee, sino que nos transforma.
Archimandrita Gregori
Misión San Tikhon – Ciudad de Buenos Aires

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