*Miércoles 04 de diciembre de 2024 / 21 de noviembre de 2024*
*24ª Semana después de Pentecostés.*
*Hebreos 9:1-7*
1. Ahora bien, el primer pacto también tenía ordenanzas de culto divino y un santuario terrenal.
2. Porque se preparó un tabernáculo: la primera parte, en la cual estaban el candelabro, la mesa y los panes de la proposición, que se llama el Lugar Santo.
3. Y detrás del segundo velo, la parte del tabernáculo que se llama el Lugar Santísimo,
4. que tenía el incensario de oro y el arca del pacto cubierta de oro por todas partes, en la cual estaban el vaso de oro que contenía el maná, la vara de Aarón que reverdeció y las tablas del pacto.
5. Y encima de ella, los querubines de gloria que cubrían el propiciatorio. De estas cosas no podemos hablar ahora en detalle.
6. Ahora bien, cuando estas cosas habían sido así preparadas, los sacerdotes siempre entraban en la primera parte del tabernáculo para realizar los servicios.
7. Pero en la segunda parte entraba solamente el sumo sacerdote una vez al año, no sin sangre, que ofrecía por sí mismo y por los pecados del pueblo cometidos en ignorancia.
*Lucas 10:38-42; 11:27-28*
38. Aconteció que, mientras iban de camino, Él entró en una aldea; y una mujer llamada Marta lo recibió en su casa.
39. Ella tenía una hermana llamada María, que también se sentaba a los pies de Jesús y oía su palabra.
40. Pero Marta estaba preocupada con muchos quehaceres, y acercándose, dijo: "Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado servir sola? Dile, pues, que me ayude".
41. Respondiendo Jesús, le dijo: "Marta, Marta, estás preocupada y turbada con muchas cosas.
42. Pero una sola cosa es necesaria, y María ha escogido la buena parte, la cual no le será quitada".
27. Aconteció que, mientras decía estas cosas, una mujer de entre la multitud alzó la voz y le dijo: "¡Bendito el vientre que te llevó y los pechos que mamaste!"
28. Pero Él dijo: "Más bien, benditos son los que oyen la palabra de Dios y la guardan".
*Comentario*
La división entre el lugar santo y el Lugar Santísimo refleja la separación entre lo visible y lo trascendente, entre nuestra vida cotidiana y la plenitud de lo eterno. Cristo, como el Sumo Sacerdote, no entra con sangre ajena, sino con el autosacrificio, permitiendo nuestra entrada al Lugar Santísimo.
Marta es la urgencia del mundo, de cumplir con expectativas visibles. María es la elección radical de permanecer en la verdad, escuchando al Logos. Jesús proclama que los verdaderamente bienaventurados son quienes escuchan la palabra de Dios y la guardan. Así redefine la bendición como un acto consciente de alinearnos con lo eterno.
Archimandrita Gregori
Misión San Tikhon – Ciudad de Buenos Aires
 
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