*Viernes 22 de noviembre de 2024 / 9 de noviembre de 2024*
*22ª Semana después de Pentecostés.*
*Colosenses 4:10-18*
10 Aristarco, mi compañero de prisión, les saluda, y Marcos, el primo de Bernabé (acerca del cual ya recibieron instrucciones: si llega a ustedes, recíbanlo),
11 y Jesús, llamado Justo. Estos son los únicos colaboradores conmigo en el reino de Dios que son de la circuncisión; han sido un consuelo para mí.
12 Epafras, quien es uno de ustedes, siervo de Cristo, les saluda, siempre luchando fervientemente por ustedes en oraciones, para que estén firmes, perfectos y completos en toda la voluntad de Dios.
13 Porque doy testimonio de que tiene gran celo por ustedes, por los que están en Laodicea y en Hierápolis.
14 Lucas, el amado médico, y Demas les saludan.
15 Saluden a los hermanos que están en Laodicea, y a Ninfas y la iglesia que está en su casa.
16 Cuando esta epístola sea leída entre ustedes, asegúrense de que también sea leída en la iglesia de los laodicenses, y que ustedes también lean la epístola desde Laodicea.
17 Y digan a Arquipo: "Mira que cumplas el ministerio que recibiste en el Señor".
18 Este saludo es de mi propia mano, de Pablo. Recuerden mis cadenas. La gracia sea con ustedes. Amén.
*Lucas 13:31-35*
31 En ese mismo día, algunos fariseos vinieron diciéndole: "Sal y vete de aquí, porque Herodes quiere matarte".
32 Y Él les dijo: "Vayan y díganle a ese zorro: 'He aquí, expulso demonios y realizo curaciones hoy y mañana, y al tercer día seré perfeccionado'.
33 Sin embargo, debo continuar mi camino hoy, mañana y al día siguiente, porque no es posible que un profeta perezca fuera de Jerusalén.
34 ¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise reunir a tus hijos, como la gallina reúne a sus polluelos bajo sus alas, pero no quisiste!
35 ¡Miren! Su casa les es dejada desolada; y les aseguro que no me verán hasta que llegue el momento en que digan: '¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!'".
*Comentario*
San Pablo no solo se acuerda de sus compañeros, sus nombres son importantes; son símbolos de una red de de gente que hizo posible la difusión del Evangelio. A pesar de las cadenas y la persecución, sigue extendiéndose más allá del tiempo para llegar a nosotros. Aquí está la paradoja: es en la prisión, en la limitación, donde la gracia puede operar de manera más radical. No se trata de hacer cosas, sino de hacerlas con propósito, arraigados en lo divino.
Jerusalén, al rechazar al Mesías, se convierte en el símbolo de nuestra propia resistencia a la gracia, de nuestra torpeza espiritual, de nuestra incapacidad para abrirnos al misterio. Pero incluso en su desolación, hay esperanza. Y aquí está lo radical: la esperanza no surge de nuestra capacidad para superar este rechazo, sino de la fidelidad de Dios. En lugar de un rey conquistador, encontramos un amor obstinadamente presente. Dios no deja de buscarnos. "Antropodicea" le llama Florensky a esta actividad divina y es una constante del universo.
Archimandrita Gregori
Misión San Tikhon – Ciudad de Buenos Aires

 
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