sábado, 30 de noviembre de 2024

LECTURA DOMINICAL 23 DOMINGO DE LOS ENDEMONIADOS A LOS EFESIOS 2;4-10; SAN LUCAS 8; 26-39

 LECTURA DOMINICAL 23 DOMINGO DE LOS ENDEMONIADOS


A LOS EFESIOS 2;4-10

 

Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó́, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos).

Juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús, para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús, porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios.  No por obras, para que nadie se gloríe, pues somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviéramos en ellas.





Si SAN LUCAS 8; 26-39


Arribaron a la tierra de los gadarenos, que está en la ribera opuesta a Galilea.

Al llegar él a tierra, vino a su encuentro un hombre de la ciudad, endemoniado desde hacía mucho tiempo; no vestía ropa ni habitaba en casa, sino en los sepulcros.

Al ver a Jesús, lanzó un gran grito, y postrándose a sus pies exclamó a gran voz:

—¿Qué tienes conmigo, Jesús, Hijo del Dios Altísimo? Te ruego que no me atormentes.

(Jesús le ordenaba al espíritu impuro que saliera del hombre, pues hacía mucho tiempo que se había apoderado de él; y lo ataban con cadenas y grillos, pero, rompiendo las cadenas, era impelido por el demonio a los desiertos.)

Jesús le preguntó:

—¿Cómo te llamas?

Él dijo:

—Legión.

Muchos demonios habían entrado en él

y le rogaban que no los mandara al abismo.

Había allí un hato de muchos cerdos que pacían en el monte; y le rogaron que los dejara entrar en ellos. Él les dio permiso.

Entonces los demonios salieron del hombre y entraron en los cerdos, y el hato se precipitó por un despeñadero al lago, y se ahogó.

Los que apacentaban los cerdos, cuando vieron lo que había acontecido, huyeron y dieron aviso en la ciudad y por los campos.

Y salieron a ver lo que había sucedido; vinieron a Jesús y hallaron al hombre de quien habían salido los demonios sentado a los pies de Jesús, vestido y en su cabal juicio; y tuvieron miedo.

Los que lo habían visto les contaron cómo había sido salvado el endemoniado.

Entonces toda la multitud de la región alrededor de los gadarenos le rogó que se alejara de ellos, pues tenían gran temor. Entró, pues, Jesús en la barca y se fue.

El hombre de quien habían salido los demonios le rogaba que lo dejara quedarse con él, pero Jesús lo despidió, diciendo:

—Vuélvete a tu casa y cuenta cuán grandes cosas ha hecho Dios contigo.

Él, entonces, se fue, publicando por toda la ciudad cuán grandes cosas había hecho Jesús con él.

No hay comentarios:

Publicar un comentario